lunes, 9 de noviembre de 2009

BIBLIOTECAS DE CAJAMARCA

Primeras bibliotecas en Cajamarca

Definir el término “Biblioteca”, es muy amplio para empezar. Sin embargo, podemos aseverar a grandes rasgos, que proporciona acceso al conocimiento, la información y las obras de creación gracias a una serie de recursos y servicios y está a disposición de todos los miembros de la comunidad por igual, sean cuales fueren su raza, nacionalidad, edad, sexo, religión, idioma, discapacidad, condición económica, laboral y nivel de instrucción.
Según estudios legados por nuestros antepasados, informan, que en la bella ciudad del Cumbe, las primeras bibliotecas que se formaron pertenecieron a los conventos y colegios.
No se sabe exactamente cuándo ni como se creó la biblioteca del monasterio de las monjas. Lo cierto es que las leyes de la Orden franciscana siempre se preocuparon de “que en todo convento haya una pequeña biblioteca para las necesidades y estudios de religiosos. (RAVINES, 2003. Pág. 9)
Esto, nos permite creer, que las religiosas tuvieron bajo su poder alguna colección de libros, que fueron de uso personal y en su mayoría donados por algunos benefactores al monasterio.
El eclesiástico Miguel Solano (1778-1836), poseía a mediados del S. XIX, una de la más notable biblioteca privada de Cajamarca. Al morir dejó 468 volúmenes de diferentes áreas, así como: derecho canónico, historia local y universal, de carácter político, económico y científico predominante en su época, literatura y no podría faltar algunos ejemplares de la biblia, breviarios, rituales, novenas, catecismos, vidas de santos entre otros.
“La Biblioteca Popular”, se establece el 28 de julio de 1891, siendo auspiciado incondicionalmente por la filantrópica sociedad Amantes del Progreso -Vicente Pita Barrantes era presidente- y con la cooperación permanente de reconocidos e ilustrados personajes de Cajamarca.
Según el acta de instalación que fue firmada por el coronel Vargas, por le tesorero Luis F. Bustamante y por Vicente Pita, quedo establecido que la biblioteca llevará el nombre de: “Biblioteca Popular de Cajamarca”, bajo la dirección de Vicente Pita Barrantes, acordándose, así mismo, que la Junta Departamental le subvencionaría la suma de cien soles anuales para su sostenimiento. (RAVINES, 2003. Pág. 13)
El local asignado para el funcionamiento de esta biblioteca, fue un ambiente de la Prefectura, posteriormente la trasladaron al lugar denominado “Mirador” del Colegio San Ramón, desempeñándose en ese tiempo como secretario Vicente Pita, quien buscó donación de libros en instituciones nacionales, locales y personales.
En efecto, la “Biblioteca Popular”, fue la base para la creación de la actual Biblioteca Municipal “José Gálvez”. Tristán Ravines en “Bibliotecas de Cajamarca” indica, “La ley 4506 de 24 de marzo de 1920 estableció bibliotecas populares en todas las capitales de provincias bajo la dirección inmediata de los respectivos concejos provinciales”. El concejo en su interior, debería designar una habitación debidamente arreglada para el funcionamiento de la biblioteca.
Sin embargo, la ley 4506 no se llegó a concretar y por ende la ciudad de Cajamarca se quedó sin el centro cultural de esta categoría, hasta 1929, donde el alcalde municipal Alejandro Ortiz Pérez, cedió una tienda del mercado La Merced para el funcionamiento de la biblioteca. Ante la gran concurrencia de lectores e incremento de libros (2 años), tuvieron que trasladarla a una tienda del jirón Junín, lugar que a la postre, tampoco resultó adecuado. Después de 6 años transcurridos y comprendiendo las necesidades de adelanto cultural, don José Leoncio Alva Plasencia, por iniciativa propia, el 28 de junio de 1937 solicitó y obtuvo que la Junta de Obras Pro-Desocupados, que por entonces existía y de la cual era miembro, utilice sus recursos propios y habilite uno de los compartimientos de la municipalidad para biblioteca. De esta forma, el domingo 30 de octubre de 1938, se inauguró el nuevo local en la calle Cajamarca, hoy Cruz de Piedra con el nombre de Biblioteca Municipal “José Gálvez” y actualmente funciona en el pasaje Atahualpa.
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Biblioteca del Monasterio de la Inmaculada Concepción. Por Real Cédula dada en Buen Retiro, el 29 de junio de 1743, se concedió licencia al proyecto aprobado por el Consejo de Indias, el 20 de octubre de 1742, para el establecimiento de un “convento de monjas Claras con el título y vocación de Concebidas” en la ciudad de Cajamarca. (VARGAS UGARTE, 1938. Pág. 272)
Cura de San Antonio y vicario de la provincia de Cajamarca, conocido por ser tenaz defensor de los indígenas contra el despotismo de las autoridades locales.
Publicado en Marzo 24, 2009

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